Lo más sorprendente del texto nos presenta a Judas, no como el discípulo traidor que vendió a su maestro a cambio de unas monedas, sino como el apóstol favorito de Jesús, que por esa condición fue el elegido para que cumpliera el deseo del maestro de ser entregado a sus captores. La diferencia estriba en que en el Evangelio de Judas, Jesús ordena, por así decirlo, a Judas que lo entregue y éste no actúa por libre, sino que es un fiel y obediente seguidor de Jesucristo.
Siempre me ha llamado la atención la defensa a ultranza que hace la iglesia de los textos que aparecen en los evangelios. En muchos casos son contradictorios y en la mayoría nos dejan lagunas inmensas sobre la vida de Jesucristo.
De su infancia y primera juventud sabemos más bien poco según lo que aparece en estos textos. Entrando en contenidos más prosaicos no sabemos que ocurrió con su padre José. Si murió, si se jubiló, si vendió la carpinteria, si la traspasó. A la virgen María le quedó alguna pensón de viudedad, cómo se mantenía Jesucristo sin aparentemente una ocupación remunerada, etc.
Sobre el supuesto matrimonio de Jesús, su paternidad y parentesco con algunos protagonistas tampoco se hace mención en ninguno. Creo que un Jesucristo casado, con hijos, hermanos y familia sería un personaje todavía mucho más humano del que nos quieren hacer ver en los evangelios que conocemos.
De todos modos, sigo pensando que, hasta que no se demuestre científicamente e históricamente la existencia de Jesucristo, el Mesías que conocemos por los textos y las tradiciones es un conglomerado de historias de varios Mesías que han ido solapándose y agrupándose a lo largo de la historia. No con maldad, sino intentando cuadrar un montón de historias.
No obstante sigo pensando que las enseñanzas que nos han llegado de Jesucristo son buenas, dignas y nos muestran un camino de paz y amor, lo malo es que las diferentes cúpulas eclesiásticas que intentaron crear una religión a sangre y fuego, eliminaron de un plumazo todo lo bueno que tenían las primeras comunidades cristianas, caso de los coptos, y que intentaron y en buena parte lo consiguieron, silenciar y acallar todo aquello que no se ajustaba a la idea que tenían de una religión única, estructurada y excesivamente alejada del pueblo llano.