Según puntualiza la RAE, el problema estriba en la insistencia de mostrar el léxico, la morfología y la sintaxis de nuestra lengua al hacer de forma explícita y sistemáticamente la relación entre el género y el sexo, de modo que se consideren manifiestamente machistas aquellas expresiones que no se ajustan a tal directriz
A mi siempre me ha parecido una estupidez supina este tipo de diferenciaciones idiotas en el uso normal del lenguaje.
Hace unos meses, coincidiendo con alguna de aquellas manifestaciones del 15M, me fijé en una pancarta en la que podía leerse: Tod@s Juntes. Una aberración más para intentar agrupar en dos palabras a todo un colectivo de seres humanos sin discriminar a nadie.
Incluso hace algunos años se planteó y todavía no sé si llegó a ponerse en servicio, un número telefónico de atención al hombre maltratado, cuando ya había uno para mujeres maltratadas. ¿No se podía utilizar el mismo número para ambos sexos? Pensaban también crear el número de atención a los gays maltratados y posteriormente el de lesbianas maltratadas?
Lo mires por donde lo mires era un sinsentido lo miraras por donde lo mirases. Creo que un idioma que hablamos ya 500 millones de personas y que nos ha servido para comunicarnos medianamente bien durante tantos años, no tiene que modificarse por las pretensiones de unos cuantos que quieren relacionar el género gramatical con el sexo y ajusticiar a los que no quieren o no queremos plegarnos ante estas chorradas.
Hay incluso algunos colectivos que pretenden relacionar la violencia de género con el uso del lenguaje normal y no discriminado por género y sexo. Su planteamiento ya puede servirnos como respuesta.